TURISMO Y VINO, DIA DEL ENOLOGO, Juan Argerich digno representante de su profesión
Juan Argerich, enólogo de Lo de Jesús y La Malbequería, con más de 30 años de experiencia, nos cuenta cómo vive esta profesión en primera persona y comparte su mirada sobre la cultura vitivinícola del país.
Buenos Aires, septiembre de 2019.-
En un país como el nuestro, en que el vino, y en particular el Malbec, es una insignia nacional, no podemos dejar de celebrar una fecha tan especial para la cultura vitivinícola, como lo es el Día del Enólogo.
Cada 7 de septiembre se celebra en el país, para conmemorar a los especialistas en los procesos de elaboración y crianza de vinos, esta fecha que rememora el día en que el presidente Domingo Sarmiento inauguró la Quinta Normal de San Juan en el año 1862, luego la Escuela Nacional de Fruticultura y Enología, donde se formaron los primeros técnicos en el arte de la vitivinicultura.
Juan Argerich: pasión por los vinos en primera persona
En un país como el nuestro, en que el vino, y en particular el Malbec, es una insignia nacional, no podemos dejar de celebrar una fecha tan especial para la cultura vitivinícola, como lo es el Día del Enólogo.
Cada 7 de septiembre se celebra en el país, para conmemorar a los especialistas en los procesos de elaboración y crianza de vinos, esta fecha que rememora el día en que el presidente Domingo Sarmiento inauguró la Quinta Normal de San Juan en el año 1862, luego la Escuela Nacional de Fruticultura y Enología, donde se formaron los primeros técnicos en el arte de la vitivinicultura.
Juan Argerich: pasión por los vinos en primera persona
Ingeniero agrónomo, enólogo y piloto privado de avión, Juan Antonio Argerich se dedica al mundo del vino, los viñedos y el aceite de oliva. Actualmente, está a la cabeza de Lo de Jesús y La Malbequería, a cargo de la elección de cada etiqueta que se ofrece, guía las catas y degustaciones, y además dirige La Tebaida, en la producción de aceite de oliva extra virgen.
“Mi padre siempre trabajo en el vino y vivimos mucho tiempo entre viñedos y bodegas. Además, mis primeros trabajos fueron en viñedos y me fui especializando y apasionando con este maravilloso cultivo. Tuve la suerte de tener grandes maestros franceses y además de especializarme en viñedos para grandes vinos, empecé a introducirme en el mundo de la “cocina del vino” haciendo las micro-vinificaciones de ensayos en vinos de alta gama, y me fui capacitando en el maravilloso proceso de vinificación”, cuenta Argerich.
En su larga trayectoria, dirigió bodegas y viñedos Etchart, se desempeñó como asesor técnico de viñedos especializados en Malbec, trabajó en el INTA y fue gerente de producción vitícola de Alta Vista, donde conoció a quien llama su mejor maestro: “Mi mejor maestro fue Jean Michelle Arcaute, que lamentablemente murió en un accidente en pleno apogeo de su carrera. También trabajé con Michel Rolland y mi colega y compañero de grandes decisiones vitivinícolas siempre fue un gran enólogo francés; mi amigo Didier Debono”.
Además, se desempeñó como asesor de los viñedos orgánicos de Vinecol, y entre 2014 y 2016 fue gerente general de Bodega Montechez, donde se destacó en la elaboración de vinos.
“El mundo del vino se rige por épocas, y cada una tiene algo interesante y único. Es muy emocionante el momento de la vinificación, luego de haber trabajado todo un año un viñedo para producir una uva con un destino específico, que no siempre se logra, ya que estamos hablando de biología a cielo abierto, o sea, muy influenciado por muchos parámetros que los seres humanos no manejamos”.
Con respecto a cómo ve la cultura de vino en Argentina, Argerich explica que la producción todavía está muy orientada a la exportación. Hay mucho por crecer en términos de consumo interno, pero para poder hacerlo, hay que fortalecer la oferta de vino para las mesas de todos los días, con opciones económicas de buena calidad: “Estamos flojos en consumo interno, me gustaría estar entre los 20 y 25 lts. por cabeza por año. Hay que fortalecer mucho los vinos para las mesas de las familias del pueblo, los vinos económicos tiene que mejorar”.
En la Malbequería y Lo de Jesús, ubicados en el corazón de Palermo, Argerich está a cargo de acercar el buen vino al público, con la elección de las etiquetas y con las catas y degustaciones que conduce. Para él, esta es la culminación de la experiencia enológica: “Ahora estoy muy conforme con haber llegado a la última etapa de la cadena, que es transmitir el conocimiento del vino y elegir los vinos para hacer feliz a la gente que los compra”.
“Mi padre siempre trabajo en el vino y vivimos mucho tiempo entre viñedos y bodegas. Además, mis primeros trabajos fueron en viñedos y me fui especializando y apasionando con este maravilloso cultivo. Tuve la suerte de tener grandes maestros franceses y además de especializarme en viñedos para grandes vinos, empecé a introducirme en el mundo de la “cocina del vino” haciendo las micro-vinificaciones de ensayos en vinos de alta gama, y me fui capacitando en el maravilloso proceso de vinificación”, cuenta Argerich.
En su larga trayectoria, dirigió bodegas y viñedos Etchart, se desempeñó como asesor técnico de viñedos especializados en Malbec, trabajó en el INTA y fue gerente de producción vitícola de Alta Vista, donde conoció a quien llama su mejor maestro: “Mi mejor maestro fue Jean Michelle Arcaute, que lamentablemente murió en un accidente en pleno apogeo de su carrera. También trabajé con Michel Rolland y mi colega y compañero de grandes decisiones vitivinícolas siempre fue un gran enólogo francés; mi amigo Didier Debono”.
Además, se desempeñó como asesor de los viñedos orgánicos de Vinecol, y entre 2014 y 2016 fue gerente general de Bodega Montechez, donde se destacó en la elaboración de vinos.
“El mundo del vino se rige por épocas, y cada una tiene algo interesante y único. Es muy emocionante el momento de la vinificación, luego de haber trabajado todo un año un viñedo para producir una uva con un destino específico, que no siempre se logra, ya que estamos hablando de biología a cielo abierto, o sea, muy influenciado por muchos parámetros que los seres humanos no manejamos”.
Con respecto a cómo ve la cultura de vino en Argentina, Argerich explica que la producción todavía está muy orientada a la exportación. Hay mucho por crecer en términos de consumo interno, pero para poder hacerlo, hay que fortalecer la oferta de vino para las mesas de todos los días, con opciones económicas de buena calidad: “Estamos flojos en consumo interno, me gustaría estar entre los 20 y 25 lts. por cabeza por año. Hay que fortalecer mucho los vinos para las mesas de las familias del pueblo, los vinos económicos tiene que mejorar”.
En la Malbequería y Lo de Jesús, ubicados en el corazón de Palermo, Argerich está a cargo de acercar el buen vino al público, con la elección de las etiquetas y con las catas y degustaciones que conduce. Para él, esta es la culminación de la experiencia enológica: “Ahora estoy muy conforme con haber llegado a la última etapa de la cadena, que es transmitir el conocimiento del vino y elegir los vinos para hacer feliz a la gente que los compra”.
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